Hace unos 2000 años, los romanos crearon uno de los mayores y mejor organizados imperios del mundo, en cuyo territorio construyeron ciudades y calzadas y difundieron su modo de vida. En los más remotos confines del Imperio romano, la gente vestía al estilo romano, usaba la misma moneda y honraba a los dioses de Roma. Una de las razones de su éxito fue que, al contrario de otros estados de la antigüedad, el Imperio romano acogía a los extranjeros, quienes podían llegar a ser ciudadanos romanos. Al principio esto era una recompensa a la lealtad o al servicio en el ejército romano, pero bajo Caracalla, entre todos los habitantes libres del Imperio: desde Britania a Egipto, todos, excepto los esclavos, podían llamarse romanos.
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